Esta fin de semana muchas personas vivieron la conmoción del supuesto fin del mundo, una vez más se amenaza con una catastrofe inminente que acabe con el planeta o con nuestra especie. Muchas personas llevan a cabo una serie de cosas para preprarse para el fin del mundo, renuncian a sus posesiones, buscan aventurarse en algún sueño olvidado, se dedican a hacer saber a sus seres queridos lo importante que son para ellos. Y de pronto lo que no se nos ocurre son dos cosas, la primera, nos estamos acabando el mundo paulatinamente, basta con ver las elevadas temperaturas que superan los records históricos, la ola de violencia que ha escapado a toda tregua entre los que se consideraban poderosos, los más recientes sismos registrados en zonas donde antes no se daban, entre otras cosas.
La crisis es inminente y necesaria para redireccionar nuestra forma de vida, para lograr un estado de equilibrio con el mundo y dentro de nuestra propia especia tendrán que ir sucediendo estas cosas, pero no esperemos un apocalipsis para empezar a vivir y a hacer algo por nosotros y por el mundo, el cambio lo tenemos que dar todos los días. La verdad es que quienes se preparan para un "fin del mundo" lucen como adolescentes estudiando un día antes para el examen, la vida no se trata de eso.
Hoy (cada día) vive.
Hoy busca tu camino y el crecimiento espiritual.
Hoy sueña y ten el valor de perseguir tus sueños.
Hoy ama abiertamente, sin temor, arriésgate.
Hoy cuida el planeta.
Hoy abraza, baila, canta, sonrie.
Hoy es el día en que vas a dejar tu huella en el mundo, no hay más, la única forma de estar preparado para el final, es vivir en plenitud el presente, cada día llenarlo de sentido, hacer de tu vida la mejor aventura en armonía con el mundo.
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